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Creatividad Storytelling

Escritor-Mapa versus Escritor-Brújula

¿Eres escritor de brújula o de mapa?

Conforme a tu proceso creativo y organización estratégica a la hora de configurar una narración.

El Escritor-Mapa desglosa toda su historia en esquemas, antes de empezar a escribirla.

En efecto, diseña un itinerario de su obra en ciernes.

Es muy estructurado y utiliza escaletas a modo de guion.

En ella marca todos los capítulos numerados, incluyendo las escenas de cada uno y los acontecimientos importantes; así como descripciones de los lugares donde transcurre la historia, fichas de personajes y la idiosincrasia del mundo creado.

Su objetivo es optimizar la narrativa y minimizar los errores argumentales.

En cambio, el Escritor-Brújula es capaz de escribir sobre la marcha, según va avanzando la trama.

Aunque ya tenga una idea general de la historia, no planifica ningún esquema; la narrativa fluye mientras se escribe.

Por ende, los distintos roles van germinando el relato conforme a su propia evolución, siguiendo su camino mientras toman decisiones.

Los eventos ocurren a medida que se desarrolla la aventura.

En bastantes ocasiones, este tipo de escritor siente que no tiene un control absoluto sobre la narración; se sorprende a sí mismo a menudo, con el devenir de su propia creación.

En todo caso, sí tiene claro el comienzo y a veces el final; aunque debe explorar un trayecto para llegar a él.

Existe también un tercer perfil de narrador.

El Escritor de Faro.

Este estilo consiste en utilizar el Método del Mapa en algunas escenas concretas: serían el foco del faro alegórico; para llegar a ellas, se usa el Modo-Brújula.

Todavía quedan dos facetas de metodología de escritura…

El Escritor de Veleta.

Similar al de Brújula pero sin conocer siempre el principio ni tener nunca idea del final; se posee una leve impresión general, ergo, no se planifica nada ni siquiera en la mente: se fluye narrativamente mediante los golpes de viento metafóricos que brotan de la creatividad del escritor.

El Escritor de Radar.

Esta técnica es la más caótica de todas: no se cosecha ninguna idea ni argumento ni personajes ni nada.

El Escritor-Radar se sienta frente a la temida página en blanco, luego utiliza su mente como si fuera un radar (detectando y analizando pensamientos); por ende, cada noción que imagine ipso facto, la irá transformando en un texto narrativo ignoto y original.

¿Qué sistema profesas de los ya referidos?

Me temo que yo soy un Escritor-Brújula, no me cabe atisbo de duda.

Me quedo patidifuso con mis historias, justo en el instante de plasmarlas; es culpa de las criaturas sobrenaturales, que me susurran en los oídos: cuentos perturbadores.

Investigo y lleno mi cerebro con información e historias; dejo todos los elementos rumiando en mi coctelera mental, y cuando me pongo a escribir, dejo que vaya fluyendo mi propio storytelling.

Me auto-defino como un storyteller antiheroico y bizarro; porque no cumplo a rajatabla con las normas más rígidas de la redacción óptima, sino que las adapto a mi discreción.

Algunos ejemplos de escritores profesionales que utilizan las metodologías que dan título a este post…

Principalmente Mapas:

J. K. Rowling & John Grisham.

Esencialmente Brújulas:

Stephen King & George R. R. Martin.

¿Qué opinión te merece esta publicación?

En relación a la manía compulsiva de etiquetar todos los arquetipos.

Tampoco hay que ser extremistas, es seguro que manejaremos las técnicas más provechosas que conozcamos; aunque también es cierto que siempre decantamos nuestras preferencias por alguna en concreto.

¿Cuál es tu favorita o cuáles son tus preferidas?

Te leo abajo, en la zona de comentarios.

Por Satur Menchero

Conforme a mi naturaleza de Creepy Writer: germino storytelling directamente desde el sepulcro.

Mi especialización radica en el género narrativo con el que me siento más cómodo, o donde me brotan más ideas creativas.

Me defino a mí mismo como un narrador espeluznante, apasionado por la épica y el misterio; asimismo, con afán de obtener conocimientos arcanos.

Existen diversos nichos y segmentos de mercado, donde profesar mi estilo de storytelling.

Enumero algunos:

Películas, cómics & literatura del género de terror.

Promoción de estrenos cinematográficos & literarios en la susodicha categoría.

Eventos terroríficos en la temporada de Halloween.

Las populares scape-rooms con temática zombi o de misterio.

Comestibles, figuras & juguetes con formas de monstruos.

Viajes organizados y rutas variadas por lugares tenebrosos.

Disciplinas psicológicas (terapias & tratamientos) para afrontar miedos & fobias.

Solo quiero contar historias para ponerte los pelos de punta.

Mi deseo de erizarte los cabellos no es para asustarte.

Quiero provocarte todo tipo de emociones; que disfrutes y sientas placer al leerme.

Es lo que vas a encontrar si me lees:

Fantasía, motivación y bizarradas.

Elegir desarrollar mi método de creepy-storytelling: es relativo al arquetipo del producto o designio que se pone a la venta, así como al cliente ideal para ello.

Es una especialidad aparentemente insólita, pero más popular de lo que uno cree.

Es un género que se hace viral entre tinieblas.

Aunque existen niveles.

Los más radicales no son dignos de ser divulgados.

No recomiendo prestar atención a las historias que se deslizan sinuosas en la oscuridad.

Eres tú quien decide, si deseas adentrarte profundamente en las leyendas más siniestras.

Por todo lo aquí referido, me defino a mí mismo como:

Creepy Writer & Bizarre Storyteller.

Redactor intuitivo de contenido creativo.

Escritor antihéroe & bizarro.

Un narrador antihéroe no es un escritor tradicional.

Ambos perfiles comparten la misma naturaleza pero difieren en los métodos que profesan.

El storyteller antiheroico no cumple a rajatabla con las normas más rígidas de la redacción óptima, sino que las adapta a su discreción.

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